Cuando un régimen como el de Maduro en Venezuela aún tiene
fondos para comprar conciencias (o al menos para endeudarse en el proceso),
sólo necesita del otro lado a gente como Eleazar Díaz Rangel, que tenga su
moral lo suficientemente devaluada como para venderla y exhibir la transacción
cada día en los titulares del periódico ULTIMAS NOTICIAS.
Es increíble ver cómo el proceso de putrefacción
revolucionaria va llenando con su hedor todos los ámbitos del quehacer
nacional: desde pequeños políticos de oposición que con un decoro paupérrimo aceptan sin pelos en la decencia el tan cuestionado reto de saltar la
talanquera, hasta medios de comunicación que por sobrevivir en esta debacle, no
les tiembla la poca dignidad que les queda para publicar cosas como ésta:
Pero será la Venezuela decente, esa que surja después de la
caída de esta corrosiva dictadura engendrada en la mente enferma del enfermo
difunto Chávez, la que se encargue de recuperar las piezas del rompecabezas que
estábamos armando hace 16 años, y desechar de una vez por todas las que no
sirvan…las que sobran…las que jamás debieron llegar a nuestras manos.
Mientras tanto, que se vaya preparando toda esa gente capaz
de vender a su madre sólo por ahorrarse la molestia de luchar por un ideal,
porque el venezolano post-tiranía ya aprendió (y con sangre) los peligros de
perdonar a quien no debe, y sabe muy bien que rata es rata...
aunque esconda la
boina roja.
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