jueves, 20 de junio de 2013

LA COMPLICIDAD TIENE CARA DE PUTA


El 14 de abril, en Venezuela, ocurrió un evento que sin pretender catalogar de fraude (para eludir la subjetividad de mis palabras), sí está lleno de grisáceas circunstancias que al menos lo hacen ver “sospechoso”…Todos saben eso. 

Todos saben que una diferencia de menos de 200.000 votos en un universo de más de 18 millones de votantes, justifica plenamente la exigencia de un reconteo manual como debe ser: votos y registros contra cuadernos electorales. 

Todos saben que si ese día se hubieran contabilizado los votos del exterior, la diferencia no hubiese llegado a los 100.000. 

Todos saben que si se revisaran las denuncias acerca de los más de 200.000 “muertos votantes”(quienes no por coincidencia marcaron la casilla del candidato oficialista), el resultado favorecería con creces al candidato opositor Henrique Capriles Radonsky. 

Todos saben que si se revisara a fondo el proceso, ahí estarían esos videos que muestran en la entrada de varios centros de votación a extraños personeros repartiendo cédulas para provocar la repetición de votos pro-régimen.

Todos saben el abuso inclemente por parte del candidato oficialista en el uso de los medios de comunicación masiva, con lo cual se incumplió abiertamente las directrices en relación con la campaña  electoral. 

Todos saben que el candidato oficialista no podía ser candidato y a la vez Presidente Encargado del país. 

Todos saben que en Venezuela no existe la independencia de los poderes públicos, y que entre otros vicios, la presidenta del ente electoral es otra “camarada” del régimen.

En fin, y a pesar de que tantos conocen de éstas y muchas otras irregularidades, hoy el ilegítimo Nicolás hace gala de su más enfermiza desfachatez, y juega a ser el presidente electo de Venezuela, cuando TODOS SABEN que hay mucho que averiguar antes de darle ese honor que para nada merece.

Y cuando digo TODOS SABEN, no sólo hablo de los venezolanos.  Mis palabras trascienden las fronteras y se refieren a todos los gobiernos, a todas las instituciones internacionales, a todas las entidades autónomas, a la Iglesia y a todos los organismos que representan de alguna manera a la llamada “Comunidad Internacional” que decidieron sin el más mínimo pudor, aceptar al señor Nicolás como el Presidente de mi país, aún sabiendo la línea tan delgada que lo separa de la más absoluta ilegitimidad, y sin esperar a que las denuncias hechas por la oposición comenzasen el recorrido legal pertinente o tan siquiera fueran escuchadas por quienes tienen el deber de velar por la democracia en la región.

La mentira es un pecado, y sin embargo Nicolás fue recibido como jefe de estado por el mismísimo Papa Francisco . 
Nicolás es un dictador comprobado, y sin embargo la OEA le da espacios privilegiados como máximo representante de un país. 
La situación de hambre y desabastecimiento en Venezuela alcanzó los niveles más insólitos, y sin embargo la FAO le otorga a Nicolás un premio a sus políticas alimentarias. 

Y así podría llenar hojas y hojas con una interminable lista de etcéteras, que sólo producirían espasmódicos movimientos en mi abdomen, provocados por una bilis que ya no cabe en mi interior ni en el interior de la gran mayoría de mis compatriotas.

Pero cuidado, señores del mundo,  porque la complicidad es un boomerang que se regresa con más fuerza… y es capaz de cortar cabezas. 
Créanme que los silencios y las vistas gordas que aparecen luego de que un buen cheque paga algunas conciencias en oferta,  terminan por convertirse en un grito que después el mundo decente no alcanza a escuchar.

Sépanlo de una vez: Nicolás Maduro está ocupando un cargo que no le corresponde, y tras el ilegítimo poder que ese cargo le da, está  destruyendo a Venezuela y está afectando gravemente a la democracia de América Latina y del mundo, dándole fuerza política a países de alto riesgo y a grupos guerrilleros y terroristas que han vivido amenazando de manera criminal y cobarde la paz global.

Luego no digan que no se lo dijimos.  El que calla, otorga, y del silencio nace la complicidad. 
Esa decisión de callar hoy es personal, sin importar si se trata del Secretario General de las Naciones Unidas o  de la OEA…
Sin importar si se trata de un presidente que tomó el camino de la conveniencia, del interés o de la comodidad…
Sin importar si se trata de alguna ONG desesperada por contribuciones monetarias de importancia…
Sin importar (incluso) si se trata del Papa.

En fin, cada quien sabrá por qué lo hace, pero muy pronto, cuando este desorden histórico sea (como siempre digo) una simple y desagradable anécdota, ninguno tendrá cara para vernos a los venezolanos a los ojos.

…¿O si?


   

lunes, 10 de junio de 2013

LO SIENTO NICOLÁS...



A ver, Nicolás, cómo te explico. 
Al igual que tus más ineptos y tarifados “amigos” internacionales, sigues utilizando el término “fascista” como ese insulto aprendido nadie sabe de quién y en qué momento, para referirte a todos aquellos que manifestamos el buen criterio de no acompañarte en tu desafortunada aventura presidencial.

Ante tu evidente desconocimiento del término en cuestión, esperaría (con un altísimo riesgo de quedarme sin respuesta) que indagaras un poco al respecto.   Si es que tus múltiples desocupaciones te permiten hacerlo, podrás constatar, para tu infortunio intelectual, que el único fascista en este país es el régimen heredado por ti y que con absoluta ilegitimidad insistes en representar.

Sólo tú y tu grupito de malandros politizados pretenden instaurar una sola y única manera de pensar…un control absoluto de los medios…una evidente restricción de consumo entre los ciudadanos…un estado en permanente emergencia social… un insuperable nivel de inflación…una rienda cada vez más corta para los empleados públicos…un distanciamiento claro y explícito del mundo progresista…un desarrollo de conductas de obediencia instintiva entre los grupos siempre más aplastados… 
¿Te fijas Nicolás?  Aquí los fascistas son ustedes, los socialistas del siglo XXI, que no han comprendido que ese modelo de desgobierno no sólo es un mal recuerdo de alguno que otro pasado en el mundo, sino que además es una fórmula infalible de retroceder como nación y de extraviarnos en el anecdotario de un país rico, que decidió fallecer en la pobreza más absoluta y vergonzosa.

Tu ineptitud para conducir algo escasamente más grande que un autobús, ha quedado evidenciada en cada desacierto y cada vez que tomas la muy errada decisión de abrir la boca para ofrecer alguna triste declaración pública.

Gobernar, Nicolás, va más allá de simplemente dedicar largos espacios televisivos a ofender a tus opositores. 
Para gobernar debes tener ideas, planes concretos, proyectos estudiados y desarrollables, un equipo de trabajo capaz de implementar una visión de país…y tú, Nicolás, no tienes nada de eso.  Por el contrario, la deteriorada capacidad de improvisación de tu desparecido padre político llegó a tus manos completamente desgastada, y con ella, mi jamás reconocido presidente, tampoco sabes qué hacer.

Decirnos fascistas a tus opositores simplemente por el hecho de contradecirte en tu desdibujada ideología, es una falta de respeto producto de esa ignorancia que no logras disimular aunque lo intentes. 
La misma ignorancia que está llevando a Venezuela hacia el borde del abismo. 
La misma ignorancia que pretendes (cada vez con menos éxito) inculcar en un pueblo dispuesto a darte la espalda en cualquier momento. 

Ya te quedaste sin la inercia emocional de Chávez (inercia de la que abusaste incluso al pretender mantener vivo a quien tenía rato de haber fallecido).  Te quedaste también sin el apoyo popular, algo que se evidenció el 14 de abril tras tu indiscutible derrota. 
Con lo que sí te quedaste es con un desprecio incontenible y con una lástima contagiosa hacia tu persona, que te hará ocupar el lado más oscuro de la ya oscura historia que comenzara a escribir el precursor de este destructivo y perverso proceso mal llamado Revolución Bolivariana.

Nicolás, tu tiempo va llegando a un final inevitable e irreversible, así que yo, en nombre de una inmensa mayoría de “fascistas” opositores, perros del imperio, vende-patrias, apátridas, sifrinitos, escuálidos, malcriados y demás insultos ya agotados durante los últimos casi 15 años, te recomiendo que vayas haciendo tus maletas, porque en poco tiempo sólo podrás ser testigo de esa nueva Venezuela de progreso y libertad,  desde la cárcel o desde el olvido.

A ver,  Nicolás, cómo te explico: te quedó grande el disfraz que heredaste,  y por mucho esfuerzo que hagas para rellenarlo, la sensatez nacional y la decencia de todo un pueblo decidieron dejarte atrás en tu fallido ensayo de primer mandatario.

Lo siento Nicolás,  será en otra oportunidad…pero NO EN VENEZUELA.