FE DE ’’RATAS’’
Por Eduardo Velasco
Antes de ni tan siquiera soñar con ocupar las cuotas
de poder más enfermizas y totalitarias de los últimos cincuenta años, el hoy
dictador venezolano ya hacía gala de su muy escaso desempeño intelectual. Para muestra, intentemos recordar el nombre
del primer movimiento con pretenciones de partido político que inventó el
Espanto de Sabaneta en lo que serían sus primeros pasos oficiales como
caudillo.
La mentada agrupación se simplificaba con las siglas
MVR, pero si decidimos continuar con el reto de nuestra memoria hacia esos
primeros capítulos de esta fatídica etapa de la historia de Venezuela,
llegaremos a recordar que el nombre real de ese futuro desastre era (con sus
letras completas) Movimiento Bolivariano Revolucionario, o sea, MBR.
Siendo así... ¿De dónde salía la ’’V’’ en esa trilogía
de letras?
¿Será que alguno de los genios de la próxima a
estrenarse revolución pretendía hablar de ’’Volibarianismo’’? ¿Será que su sobremanoseado héroe no era
Simón Bolívar sino Simón ’’Volíbar’’?
La verdad es que ese es un capítulo más, forzadamente
cerrado por el olvido. Pero lo que camuflaron bajo el nombre de Movimiento
Quinta República MVR (con el uso del número romano ’’V’’) realmente es el
primero de muchos y muy variados errores que Chávez y sus patéticos ladrones
cometerían de ahí en adelante.
De manera que no se trata, como lo hicieron creer, de
un cambio de nombre por respeto al símbolo patrio que para aquel entonces
representaba El Libertador. Se trata,
simple y llanamente, de una falta ortográfica.
Desde ese momento, la escritura y el verbo de cada
revolucionario que tiene la desatinada oportunidad de hablarle al país a través
de los medios de comunicación, la aprovecha para afianzar su ineptitud no solo
como gobernante, sino como persona pública.
Fue el propio dictador, quien jugando a ser profesor en
un tristemente recordado y maratónico show de TV, escribió en una pizarra y
ante la mirada de todo el país y del mundo, la palabra ’’adquerir’’, en lugar
de ’’adquirir’’.
Tal vez el evento habría pasado por debajo de la mesa
si no se hubiese tratado de una clase de alfabetización que el dictador se
atrevió a impartirle a un grupo de ciudadanos inscritos políticamente en la no
menos patética Misión Robinson, destinada (en teoría) a sacar del analfabetismo
y del oscurantismo cultural a un gran sector de la población sin conocimiento
para leer ni escribir.
Ese capítulo de nuestra historia en revolución se
entremezcla con muchos otros que han demostrado sin vergüenza alguna el bajísimo
nivel intelectual de los más altos peldaños del poder también mal llamado
bolivariano.
Sin ir muy lejos, hace algunas semanas a la no menos
lamentable Ministra de Salud, inaugurando un hospital, la escuchábamos haciendo
referencia (micrófono en mano y reiteradas veces) de ’’la área’’ de cirugía y
maternidad.
Claro, si tomamos en cuenta que la ministra estaba
transmitiendo su acto inaugural a través de VTV, pues la cosa se disimula mucho
más dada la destacada trayectoria del canal del estado revolucionario en
materia de horrores ortográficos, principalmente en sus programas de opinión y
noticieros.
Parece indetenible el deterioro intelectual de todo lo
que tiene que ver con este proceso totalitario que en sí mismo es un error.
Y tras aceptar la decadencia cultural a la que estamos
sometidos diariamente, los venezolanos ya nos hemos acostumbrado a ver escritas
en la pantalla de ’’el canal de todos los venezolanos’’ frases como ’’época de
Sembrina’’, hablando de los días festivos de navidad; ’’Ministro de la Defenza’’ con la Z del
zorro; ’’Extrangular al proceso
revolucionario’’ explicando la presión social que ciertos sectores políticos y
empresariales ejercen sobre el régimen; ’’Candidato de la opocisión’’,
refiriéndose al próximo Presidente de Venezuela...
En fin, el desfile interminable de atentados contra el
idioma que comete nada más y nada menos que el principal medio de comunicación
masiva del régimen, es poco menos que interminable y algo más que
vergonzoso. Pero en un gobierno que ha
olvidado su razón de ser y sólo se dedica a pelear con la dignidad y a
justificar su indiscutible ineficacia, esas cosas se convierten en el pan
nuestro de cada día.
Aún recuerdo hasta con simpatía el audaz twit que ante
el rumor de la muerte del caudillo enviara a la familia presidencial el
diputado chavista Israel Sotillo, en un gesto descontrolado de jalabolismo post
mortem. Ahí, este traslúcido miembro
activo de la revolución manifestó a los parientes del presunto fallecido sus más
sentidas ’’condolensias’’ por la irreparable pérdida.
Un poco de risa y otro tanto de tristeza es lo que
provocan estos casos que pretenden resumir la brutalidad lingüística del chavismo
en su más pura esencia.
Lo cierto es que el dictador venezolano y toda su
comitiva de desletrados y malhablados, deberían ofrecerle al país una gran FE
DE RATAS...perdón...DE ERRATAS que al menos disculpen lo que a simple vista podría
identificarse como Incultura del siglo XXI...solo eso.
¿Cuánto tiempo más tendremos que soportar esta
larguísima secuencia de horrores (ortográficos, políticos y sociales)?
De todos es sabido que la mayoría de los venezolanos,
cuando hablamos, nos comemos las ’’eses’’:
-Hablamoj y decimoj laj cosaj de una manera máj
cómoda que otraj personaj en el mundo. Y eso ej así...Ni máj ni menoj.
Ahora bien, ante el evidentemente paupérrimo manejo del
idioma por parte del régimen, me pregunto: ¿Será que durante estos últimos
13 años, en lugar de comernos las ’’eses’’ al hablar lo que nos estamos
comiendo los venezolanos son las ’’eces’’ al vivir?
El próximo 7 de ’’optubre’’ las cosas en Venezuela van
a cambiar con toda seguridad.
La ’’occión’’ es clara.
Excelente como siempre!
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