domingo, 27 de mayo de 2012

BUSCANDO CULPABLES





Si buscamos la respuesta de esta historia
en la historia misma encontraremos
personajes que llenaron con su escoria
nuestro impóluto baúl de los recuerdos.

Si tan solo de presidentes hablamos
podríamos culparlos uno a uno
por haberle la espalda siempre dado
a ese trozo de pueblo más chucuto.

Esa fiesta en la que todos un pie echamos
nos distrajo de otra fiesta que muy cerca
iba armando de otra forma su tinglado
con más luces, más cerveza y con orquesta.

Y así fueron transcurriendo aquellos tiempos
disfrazados de ilusión y democracia
con las máscaras que siempre nos pusieron
los bufones de la próxima desgracia.

El castigo que hoy en día padecemos
por pensar que ese problema era de otro
es injusto pero igual lo merecemos
por seguir haciéndonos los locos.

Cierren bocas, cierren ojos, cierren todo
los que siempre manejaron nuestras vidas,
dejen libre y dejen solo al pueblo solo…
sin ustedes van sanando las heridas.

Los políticos fantasmas del pasado
que hoy se sienten salvadores del momento
no entendieron que sus días se acabaron
y más bien contribuyen al tormento.

El silencio se inventó para callarse
nuestro puño se inventó pa defendernos
de estos tristes vividores que rapaces
se comieron la ilusión con puro cuento.

El castigo que hoy en día padecemos
ya lo dije unas líneas más arriba
es injusto pero igual lo merecemos
por la culpa de estos genios arrimistas.



Me cansé de escuchar lo mismo siempre
siempre igual con la misma cantaleta
tan culpable es el hombre que la mete
como lo es la mujer que se deja.

Sin tener que depender de los culpables
sólo el pueblo puede ser de nuevo pueblo
por ahora eliminemos a Hugo Chávez
y después todos juntos ahí veremos.

No más verbos de políticos añejos
no más gritos de dictadores baratos
el futuro feliz no está tan lejos
y el presente ya no puede ser más malo!

Sangre fresca es lo que todos hoy pedimos
apuntando hacia el mañana, mentes nuevas
no queremos ni hablapaja ni caudillos
que se sigan devorando a Venezuela.

Ahí mismito en octubre está la historia
esperando pa cambiar protagonistas
no olvidemos reservar en la memoria
cada letra equivocada y mal escrita.

“Aquí yacen un montón de delincuentes
de políticos de honor mal disfrazados
sólo quedan los recuerdos decadentes
de este cuento que por fin se ha terminado”.



  

lunes, 21 de mayo de 2012

¿QUÉ PENSARÍA EL VIEJO EDUARDO?


(Esta nota que publiqué en EL VENEZOLANO hace unos cuantos meses, hoy la deseo compartir de nuevo con ustedes en un desahogo nostálgico que a veces me toma por sorpresa)


Una de las cosas que más le agradezco a mi padre, es haber elegido a Venezuela como el destino de sus sueños… de sus esperanzas.  Como ese pedazo de tierra bendita que algún día se habría de convertir en mi país...en mi patria…en mi lucha.
Cuando él llegó al viejo Puerto de la Guaira, y bajó con un par de maletas más llenas de miedo que de ropa, sus pasos apenas atinaban a recorrer los salados y resbaladizos pasillos salpicados por un nuevo mar.  Así, sin darse cuenta, el Mediterráneo comenzaba a ser parte del pasado, y las olas del Caribe siempre en fiesta, le dieron la más cálida bienvenida a ese español que decidió convertirse en Musiú en tierras americanas.
Venezuela, para los europeos de entonces, era una buena forma de plantearse el futuro. Un espacio para trabajar y poder pensar en echar raíces.  Era, en resumidas cuentas,  la oportunidad de demostrar todo tipo de talento ante la posibilidad de construir un país que desde ese instante, se convertiría en la casa donde todos cabían...vinieran de donde vinieran.
Cuando mi viejo, cumpliendo al pie de la letra su rol de inmigrante, dejó atrás la taquilla donde le sellaron la tan anhelada legalidad, frunció el ceño como si aquello fuese suficiente para amansar los brillos de tan furioso sol,  y con todos los nervios a cuestas pisó tierra firme en medio de la generosidad de un pueblo que jamás ofendió su condición de extranjero.
Esa Venezuela que comenzaba a construirse con gente como mi padre, estaba a las puertas de una democracia que muy pronto se abriría para estrenar los horizontes de paz y libertad que ya entonces alcanzaban a verse. 

Primero fue mi padre, probando suerte…Luego vendría mi madre, siguiendo al amor de su vida…y luego, mi hermano…y luego yo, ambos orgullosos de ser venezolanos, hijos de ese par de “gallegos” a quienes un día se les ocurrió que mudarse de continente era una buena idea, con todo y la incertidumbre que navegó durante tantos días con cada uno de ellos a bordo de un futuro tan confuso como misterioso.
Pero la realidad, es que había muy poco de qué preocuparse.
Un país donde las plantas podían nacer entre las grietas de las aceras y de los muros, no podía ser un mal país… 
Un país donde los vecinos se asomaban por la ventana para ponerse a la orden incluso antes de presentarse, no podía ser un mal país… 
Un país donde la gente le daba gracias a Dios igual cuando las cosas le salían bien que cuando le salían mal, no podía ser un mal país.
Pasó algún tiempo, y Venezuela comenzó entonces a ser un papagayo que volaba altísimo, y aquella Caracas fresca y gentil  le dio cobijo inmediato a los esfuerzos de mi padre, que levantaba familia en la nunca mejor bautizada “sucursal del cielo”. 
Con los años, logró comprarse su casa, con matas de mango y de cambur. Una casa rociada con los aromas del Avila y tan acogedora que aún hoy la extraño con pasión.
Recuerdo los anaranjados ocasos que cada tarde se colaban por las ventanas de la cocina.  ¡Qué privilegio de país aquel que comenzaba a dibujar las paredes y el techo de mis mañanas! 
Los sacrificios de mi padre y de mi madre se convertían tan rápido en felicidad, que resultaba imposible conservar malos momentos en el baúl de los recuerdos.
Por eso, cuando hoy me preguntan acerca de Venezuela, respiro unos segundos para separar al país político de mi patria amada, y comienzo a hablar de sus playas, de sus grandes ciudades, de su Salto Angel y sus Tepuyes…
Y hasta busco en Google referencias que confirmen que aquello que cuento, a pesar de sonar exagerado, realmente no lo es, y que por el contrario, me quedo corto.
Entonces, en algunos fragmentos de mi recorrido narrativo, la voz se me pierde unos instantes porque no sabe cómo salir ante aquel nudo de nostalgia que se me hace en la garganta.
De inmediato continúo con todo mi orgullo, y recuerdo casi con detalles aquel familiar viaje por tierra que mi viejo organizó para recorrer todo el país y conocerlo al detalle, a bordo de un Camaro RS del 69 que él amaba profundamente. En ese instante,  visitan mi mente el Pico Bolívar, los Médanos de Coro, los Llanos, la Isla de Margarita…
Y de nuevo la voz se entrecorta por la misma razón que las veces anteriores.
Sólo que ahora me quedo pensando en la distancia que me separa de aquella tierra de gracia, y una rabia incontenible se me alborota entre la impotencia y la indignación. 
¿En qué momento, ese papagayo que volaba altísimo se nos escapó de las manos tras la tormenta?
¿En qué momento lo vimos perderse tras los caprichosos empujones  de un viento descontrolado, hasta estrellarse contra las ramas espinosas de aquel árbol rojizo y enfermo?
Si mi padre hubiera vivido para verlo, igual habría muerto de tristeza, al ver cómo la tierra que lo recibió con los honores de la sinceridad y la franqueza, se terminó convirtiendo en un gran rancho inhóspito, lleno de odio y rencores trasnochados, que sólo abre sus puertas para dejar salir a todos aquellos que decidimos irnos con nuestra dignidad embalada y nuestra tristeza en los bolsillos .
Por la memoria de mi viejo, quien supo llevar con gallardía y sin complejos su título de “sudaca”, voy a seguir disparando mis letras hasta que Venezuela vuelva a ser la casa de mis mañanas y la patria de mis hijos…¡Lo juro!

domingo, 13 de mayo de 2012

CAPÍTULOS FINALES



 El dictador regresó nuevamente de Cuba, cantando con una voz entrecortada y débil, y retomando sus insultos a la oposición.
Entre otras cosas, y con el descaro a que ya nos tiene acostumbrados, el Espanto de Sabaneta reclamó de manera solapada que su contrincante político tiene más de un año en campaña, como insinuando un ventajismo que el “benevolente” gobierno  le ha permitido sin recelo.

Parece olvidar, este personaje de la comedia absurda del siglo XXI, que tanto él como su séquito de ineptos revolucionarios tienen más de 13 años en campaña, dejando a la espera de todo un pueblo un sinnúmero de promesas imposibles de cumplir;  pero no por complejas o extraordinarias, sino por la natural incapacidad que ha demostrado este movimiento bolivariano para responderle al país hasta en las cosas más sencillas y simples.

Sin embargo, aún encapsulado en esa esfera de poder y delirios de grandeza, el caudillo asoma ante las cámaras de TV su rostro cínico y quebrantado, y con su boca llena de improperios y mentiras comienza su recital verborréico intentando en vano explicar esa Venezuela Socialista y hermosa que se está construyendo (no sé exactamente dónde) con el traslúcido esfuerzo de esa mal llamada revolución. 

Y los venezolanos, acostumbrados ya a ese paisaje lúgubre e insensato de las cadenas gubernamentales, escuchamos con sorda resignación esas repetidas y típicas frases chavistas que hoy por hoy caen directamente, y gracias a Dios, en el baúl de los olvidos.

Al mejor estilo de Fidel, ya el dictador barinés nos exhibe a diario esa pinta deportiva tras la cual se esconde su verdadero calvario y un deterioro físico incuestionable.  Pero como la política implementada por este error de nuestra historia ha sido la falsedad en todas sus presentaciones, pues tampoco resulta extraña esta escenita recurrente de la bajada del avión, una siempre desafinada cantadita y el discurso que insiste en convencer a todos sobre la inquebrantable salud del enfermo. 

Claro, entre ausencia y ausencia los alborotados colaboradores del caudillo hacen y deshacen en una muy barata imitación del caos y la irresponsabilidad presidencial. 
Jaua, chupando medias a distancia…
Maduro, jalando bolas de cerquita en Cuba (hablo, por supuesto, de las bolas criollas)…
José Vicente, recuperando protagonismo en los medios y asumiendo un trocito del poder que siempre ha deseado… 
Diosdado, adulando a su líder con indomable expresión de duda y desconcierto…
Y otro montón de fastidiosos subordinados de segunda, pegando gritos en la Asamblea Nacional y tratando de disfrazar las mentiras de la revolución en un fallido intento por despistar el inevitable rumbo de la nueva historia de Venezuela.

En fin, el ambiente está cargado de pequeñas y confusas tramas… De rumores y chismes mal y bien intencionados. 
En Estados Unidos ya comenzó el desfile de ex-sátrapas que para salvar lo que les queda de pellejo decidieron “cantar” todo acerca de lo que sin duda terminará develando los secretos de un narcogobierno. 
El problema carcelario, inmanejable para esa aparición de las tinieblas llamada Iris Varela, pica y se extiende. 
La salida de Venezuela de la CIDH ya se dejó colar y ocurrirá más pronto de lo que imaginamos, porque para el régimen es vital esconderse de la dignidad internacional.    

Todo esto y más es lo que nos toca vivir en este proceso electoral que va llegando a su recta final.

Sin embargo, desde donde estamos hoy,  ya se alcanza a ver la esperanza y la reconciliación, y a pocas horas de estrenado el 8 de octubre, estaremos todos los que nos llamamos “pueblo” recogiendo los escombros y reconstruyendo un país que será cordial envidia de todo el continente.

Mientras eso sucede, cada uno de los maleantes y saqueadores que se dedicaron a desgobernar durante 14 años, estarán viéndolo todo tras las rejas de su propia cárcel.   

lunes, 7 de mayo de 2012

AL DICTADOR LE LLEGÓ SU CUENTA REGRESIVA



(artículo que escribí en EL VENEZOLANO hace unos meses, pero que hoy quiero compartir con ustedes dada su vigencia en el contenido).

Ya la campaña electoral en Venezuela está en pleno apogeo, y los miedos del dictador comienzan a convertirse, entre quimios y radios, en un montón de palabras huecas y ofensivas que recuerdan más a los esfuerzos de un cuadrúpedo intentando inútilmente mantenerse a flote ante una definitiva inmersión, que a los esfuerzos de un estadista enfrentando su reto más importante.
Algo que la historia tiene en sus genes es que se agota inevitablemente, como se van agotando los argumentos que han permitido la supervivencia de este régimen, ya sin más trucos ni engaños dentro de su desgastado y rojizo sombrero.  Sólo un sinfín de nada originales insultos le quedan a este ocasional caudillo barinés, quien en su insistencia por mantener vivos los ya vegetativos vestigios de la tragedia cubana, se ha convertido en un auténtico cáncer para Latinoamérica, conquistando, con la excusa de millonarias dádivas y de negocios ilícitos, a más de un mandatario que decidió cambiar los colores de su bandera por un par de tibias y una calavera.
En lo personal, me atrevo a asegurar que aquel pueblo (atrapado por la ignorancia y la ingenuidad) que algún día gritó emocionado ante la posibilidad de salir de abajo cada vez que Chávez maltrataba a los ricos y a los imperialistas, ha comenzado a entender el tamaño del show montado por esa dirigencia oportunista,  tirana y estafadora.
Los venezolanos (en Venezuela y en todo el mundo) estamos a escasos seis meses de inaugurar una patria nueva, donde la gente pueda alimentarse de comida y no de rabia…Donde no haya espacio para el despotismo y donde la posibilidad de elegir sea práctica cotidiana, lejos de órdenes y amenazas gubernamentales fuera de todo contexto democrático.
Es increíble cómo ese momentáneo dictador con pretensiones de perennidad, que un día se adhirió al poder con habilidad “piojiza”  ya huele a viejo… a pasado… a capítulo de otro cuento.
Ya huele a tiempos que no vale la pena recordar.
Cuando hoy vemos a un Chávez insultando metódicamente a Capriles Radonski, tildándolo de majunche y demás calificativos de baja calaña,  no estamos viendo a ese oculto personaje disfrazado de líder que logró confundir a algunos, sino a un zorro herido, que aún sabiéndose en sus últimos instantes de existencia,  insiste desesperado en morder al vacío y sin dirección fija, como defendiéndose de los ataques que ya nadie está pendiente de hacerle.
Cuando vemos sus esfuerzos meramente instintivos por sacar de la pelea a quienes más pelea pueden darle, echando mano de cuanta patraña tiene guardada en cualquiera de sus cada vez más inofensivas estrategias, estamos viendo a un casi ex -presidente que grita con desesperación y a los cuatro vientos su evidente incapacidad para seguir pretendiendo ser el rey de esa selva donde el más bocón es el que manda.
Venezuela vive hoy una especie de funeral adelantado…Una especie de  ensayo de lo que estaremos protagonizando y disfrutando el próximo 7 de octubre…Algo así como un novenario destinado a  recordar cada atrocidad cometida por el -para cuando llegue el momento- difunto (políticamente hablando), quien yacerá inmóvil y en el silencio que tanta gente, durante tanto tiempo deseamos para él y para los suyos.
Henrique Capriles Radonski es el reflejo veraz de ese gran contingente de venezolanos que le estamos apostando lo mejor de nuestro optimismo a un futuro que ya huele a brisa fresca.
A eso, también le tiene pánico el caudillo.
Ante la intransferible realidad de tener que enfrentarse a un candidato con un proyecto de país factible y lleno de esperanza, y con una inteligencia claramente superior, las noches de más de un revolucionario están llenas de insomnio y de un particular “dolorcito” de cabeza con nombre y apellido.
Mientras tanto, el dictador (en su agonía política) sigue jugando al saqueo:  acelera más expropiaciones, aprueba en la distancia leyes que atentan contra los más elementales principios de dignidad, multiplica los esfuerzos por cerrarle la boca a varios medios de comunicación,  ignora decisiones de organismos internacionales e incluso plantea la posibilidad de salirse de la CIDH, con todo lo que eso implica en materia de relaciones globales y de libertades para oficializar el irrespeto a su pueblo…Y todo lo hace como si los venezolanos que vamos a recuperar al país, no estuviéramos en la capacidad de poner todo en orden y en su lugar, como si nada hubiera ocurrido.
Los meses que se avecinan, en los que ya es evidente que no habrá de desarrollarse una contienda electoral limpia y sana, serán sin la más mínima duda una prueba de temple, de paciencia y de patriotismo.
Es demasiado fácil predecir el esfuerzo que hará este desgobierno por impedir que su contrincante tenga un espacio adecuado para presentar su proyecto de país…
Es aún más fácil predecir el ataque inmisericorde a “ciertos” medios de comunicación…
Y no hay que ser un genio para imaginar el guión de infamias e improperios que el fantasma de Sabaneta  tiene muy bien aprendido desde hace más de trece años.
Comenzó así la cuenta regresiva para el caudillo.  Comenzaron a descontarse los días de ese desastre llamado oficialmente Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela,  y comenzó también a desvanecerse la paciencia y la indiferencia de una nación que al fin decidió tomar su voz y su voto para no seguir permitiéndose el lujo de desdibujarse hasta desaparecer.
El punto de No Retorno para el dictador y su “defecante” revolución, ha llegado.  Nuestra responsabilidad a partir de ahora, es vigilar cada paso que en contra de nuestra pronta decisión electoral vayan dando los siempre peligrosos “roedores bolivarianos”.
Nos vemos TODOS el 7 de octubre!