miércoles, 22 de mayo de 2013

AL FILO DE LA NAVAJA...O DE LA HOJILLA




9 AÑOS Y PICO DE BASURA
El autodenominado y muy mediocre conductor de televisión, el señor Mario Silva, ha hecho a lo largo de estos últimos casi 10 años méritos excesivos para ganarse mi más sincero desprecio.
Este tipejo, con el descaro y la petulancia típica de los representantes  oportunistas del llamado socialismo del siglo XXI, le ha dado forma al lado más oscuro de la producción televisiva.

Haciendo uso y abuso de su lamentable poder dentro del régimen,  Silva ha ocupado  el aire del canal del estado (el canal de todos los venezolanos), para ofender, humillar y menospreciar a todo cuanto ciudadano haya hecho manifiesta su adversidad al desgobierno que con ineficaz diligencia mal-intentara conducir el extinto dictador Hugo Chávez.

Adulador, vulgar, sinvergüenza y naturalmente desagradable, Mario Silva ha dedicado su tan mediocre como efímera vida profesional a tapar (con muy poco éxito) la decadencia existencial fundamentada en su harto-conocida adicción a las drogas, a la violencia y a la vagancia como oficio. 
Es decir, una piltrafa humana que se logró colar en el poder, y se prendó de la única teta que quedaba libre.


SE ASOMA UN AGRADECIMIENTO…
No obstante el sentimiento que provoca en mí este turbio personaje de la vida nacional venezolana, hoy asoman en mi fuero interno discretísimos indicios de reivindicación, pero no porque el señor se haya arrepentido de nada o porque haya recapacitado acerca de sus incesantes atropellos comunicacionales, sino por su condición inequívoca de sapo del enchufado mayor, Fidel Castro.  

Esa condición le impidió cuidar ciertos “detallitos” en la grabación de un informe  que le “contara” al esbirro Aramís Palacio,  jefe de contrainteligencia cubana y enlace oficial entre los soplones de la revolución bolivariana y el régimen castro-comunista. 
Y como decimos en buen venezolano, al señor Silva se le soltó el yoyo al hablar de sus “incompatibilidades existenciales” con algunos personajes que para su desgracia pertenecen a lo más selecto de la mafia revolucionaria, razón por la cual tienen mayor ingerencia en el deteriorado chavismo sin Chávez.



“EL IMPERIO ES EL CULPABLE”…(CUÁNDO NO?)
Sin embargo, a pesar de que al presentador de La Hojilla le salió “sorpresivamente” un viajecito sin retorno a Cuba  (aduciendo razones repentinas de salud), no abandonó Venezolana de Televisión sin antes arrojarle las sempiternas piedras verbales al imperio y culpar de un montaje “casi perfecto” a los israelitas y a la CIA, quienes (según él mismo dice) volaron sus helicópteros sobre el estudio donde se produce La Hojilla, registraron durante nueve años el audio con toda la paja que él ha hablado a través de las cámaras y armaron esa maquiavélica grabación con las intenciones de confundir al pueblo revolucionario. 

-Despreciado Mario, esa historia es tan absurda como tu propia existencia-. 

Le agradezco a este moribundo anfibio bolivariano  su indiscreción y su incontenible necesidad de “lamerle las botas” a esas altas esferas del fenecido comunismo latinoamericano. 
Yo sabía que algún día, tan indignas cualidades nos iban a favorecer a los venezolanos decentes que queremos lo mejor para TODOS.

Le agradezco su envidia para con otros compañeritos del PSUV  que lograron robar más que él.

Le agradezco su ausencia y su cobardía…Sin ellas aún estaríamos sometidos a la tortura de su vergonzoso programa de TV.

En fin, como siempre se ha sabido, algo que se construye sobre la mentira y el engaño, siempre está susceptible a derrumbarse.  Y la Revolución Bolivariana del fatídico ex-dictador Chávez no podía ser la excepción.


LA CAÍDA DEL RÉGIMEN APENAS COMIENZA
Lástima que el personaje que hoy nos ocupa sea ateo, porque eso le limita incluso la posibilidad de rezarle a cualquier santo que pudiera echarle una manito en estos momentos de consternación ”espiritual”.  (Aunque la verdad, no creo que ni eso le hubiera salvado de lo que está a punto de suceder).

El impresentable presentador de La Hojilla es apenas la primera piedra de ese dominó que se desploma.  A los demás, los veremos caer uno a uno sin la más mínima posibilidad de que la injusticia les siga dando la oportunidad de esquivar  la pena que más temprano que tarde tendrán que pagar. 

La Hojilla se quedó sin filo, y Mario Silva habrá de regresar a ese anonimato del que jamás debió salir.

  

martes, 7 de mayo de 2013

DE PRESIDENTE ILEGÍTIMO A ESPECIE EN ESTADO DE DESCOMPOSICIÓN








Esta es una de incontables veces que me he sentado para dar inicio a algunas letras dedicadas al ilegítimo y temporal presidente de Venezuela, bautizado por el bendito humor popular con el título de Nicolás El Breve.
Sin embargo, nunca he logrado llegar a la línea número cinco porque de mis dedos surge una necesidad incontenible de exhibir mi mejor y más ofensivo léxico, mismo que durante los últimos catorce años, por mérito intransferible del difunto y nunca bien recordado Hugo, he venido perfeccionando incluso hasta sentirme orgulloso.

Este tal Maduro (inapropiado apellido de Nicolás) no es otra cosa que una copia muy pero muy barata de su ya barato antecesor, sólo que le tocó llevar a cuestas la cruz de la radicalización y el extremismo.  Una cruz, por cierto, que el inepto personaje que hoy nos ocupa, arrastra de manera abusiva e intolerante por los caminos de la peor crisis política, económica y social que haya vivido jamás mi aporreado país.

El desprecio que por razones naturales provocan en mí sus mal diseñados discursos, no cabe en ninguno de los adjetivos descalificativos que yo quisiera esgrimir, por groseros y despectivos que éstos puedan ser.  Y es que esa vocación bien heredada de su “padre político” de convertir en excremento todo lo que toca, y además contarlo como un gran logro revolucionario, es sin duda un activador…un generador natural de bilis en todos los venezolanos que nos reconocemos decentes.

Lo que salva en algo la siempre desagradable imagen de Nicolás El Breve, es que tiene esa capacidad (muy revolucionaria, vale recordar) de autodestruirse poco a poco cada vez que habla, única razón por la cual soportarlo se traduce en una especie de gratificante tortura sensorial. 

Este oscuro personaje del epílogo de esta aún más oscura revolución bolivariana, tiene el liderazgo por donde menos lo ilumina el astro rey, lo que hace que incluso sus simpatizantes le pierdan el escaso respeto que les queda.  Los restos desconsolados de un respeto hoy escasamente impulsado por una cada vez más debilitada inercia histórica.

Amenazante y fácilmente despreciable, este inoportuno presidente en claro proceso de descomposición hace gala constante de su ilegitimidad cada vez que da alguno de esos desesperados chapoteos de ahogado, típicos de quien agrede y ofende ante la desazón de hallarse en medio de su propia incapacidad para gobernar y seguir empujando un proyecto cada vez más y más pesado.

Ahora bien, no puedo menos que reconocer un gran logro del señor Maduro: en escasos cinco meses ha conseguido que más de un millón de simpatizantes chavistas se hayan mudado al Caprilismo.  
Ese logro “construido en socialismo”, ha encontrado en este esporádico y sobre todo lamentable jefe de estado venezolano, a un aliado para que la historia vaya cambiando de autor, y a la vuelta de la esquina nos encontremos con un futuro como el que merecemos.