domingo, 24 de mayo de 2015

DE QUE CAE...CAE

Luego de grabar sendos mensajes para el pueblo venezolano que cree en la libertad y en la democracia, los presos políticos Leopoldo López y Daniel Ceballos viven hoy otra aterradora etapa de sus historias en prisión.  Un nuevo capítulo signado por el poder descontrolado y la más descarada y "revolucionaria" sed de venganza.

El aislamiento cada vez más evidente, los allanamientos cada vez más seguidos a sus celdas y las vejaciones constantes a las que se deben someter sus esposas cuando llega el anhelado y no siempre cumplido día de visita, son apenas tres indicios de la decadencia humanitaria que sufren ambos líderes venezolanos ante el cinismo desmesurado del dictador Maduro y del régimen en su totalidad. 

Aún se desconoce el paradero de Leopoldo, quien tal vez esté corriendo con la misma suerte de Ceballos, trasladado a una cárcel de delincuentes de alta peligrosidad, muy lejos de la capital y también muy lejos del procedimiento legal que corresponde a un movimiento como ese.

Pero no es casualidad que tales eventos se estén dando a pocos días de haber grabado sus respectivos mensajes de libertad y lucha… y tampoco es casualidad que dichos mensajes estén rodando hoy con la inocuidad de lo extemporáneo por las redes sociales. 
La lectura de este nuevo capítulo escrito por la tiranía bolivariana, debe hacerse de la manera correcta.  Se trata claramente de otra amenaza solapada del régimen a todo aquel que intente “ponerse cómico”. 
El hecho de que hoy todos sepamos cuáles fueron las palabras que Leopoldo y Daniel grabaron, se lo debemos a Maduro, a Cabello…al propio Vielma Mora quienes están dejando claro el mensaje: “quien hable más de la cuenta recibirá su merecido”.

Hoy, sabemos que Daniel Ceballos ( y lo sabemos por una foto en las redes que seguramente también puso a circular algún esbirro del régimen) está en una cárcel común, con presos de alta peligrosidad, con el cabello rapado y su braga amarilla, como si se tratara de un violador de menores…de un asesino en serie. 

La suerte de Leopoldo seguramente no será distinta, pero sí es la herramienta perfecta para que los verdaderos problemas del país, que cada vez son más, se distraigan un rato entre lo que podríamos definir como farándula política. 

El Bolívar sigue cayendo en barrena, la industria petrolera evidencia su más absoluta quiebra, la inseguridad continúa en ascenso,  los alimentos y los productos básicos brillan por su ausencia, Diosdado Cabello se sigue embarrando con las pruebas internacionales que lo delatan como un gran capo de la droga, y mientras todo eso que ya forma parte del paisaje ocurre a diario, los ojos del pueblo han de abrirse ante este nuevo escándalo que le da espacio noticioso nuevamente al tema de los derechos humanos y de la existencia incuestionable de presos políticos en Venezuela.

Creo que estamos muy cerca de ver cómo se derrumba todo.  Lo que no sé a ciencia cierta es hacia dónde va a caer, y peor aún… sobre quién. 

Pero de que cae, cae.   

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