Luego de grabar sendos mensajes para el pueblo venezolano
que cree en la libertad y en la democracia, los presos políticos Leopoldo López
y Daniel Ceballos viven hoy otra aterradora etapa de sus historias en prisión. Un nuevo capítulo signado por el poder descontrolado y la más descarada y "revolucionaria" sed de venganza.
El aislamiento cada vez más evidente, los allanamientos cada
vez más seguidos a sus celdas y las vejaciones constantes a las que se deben
someter sus esposas cuando llega el anhelado y no siempre cumplido día de
visita, son apenas tres indicios de la decadencia humanitaria que sufren ambos
líderes venezolanos ante el cinismo desmesurado del dictador Maduro y del
régimen en su totalidad.
Aún se desconoce el paradero de Leopoldo, quien tal vez esté
corriendo con la misma suerte de Ceballos, trasladado a una cárcel de
delincuentes de alta peligrosidad, muy lejos de la capital y también muy lejos
del procedimiento legal que corresponde a un movimiento como ese.
Pero no es casualidad que tales eventos se estén dando a
pocos días de haber grabado sus respectivos mensajes de libertad y lucha… y
tampoco es casualidad que dichos mensajes estén rodando hoy con la inocuidad de
lo extemporáneo por las redes sociales.
La lectura de este nuevo capítulo escrito por la tiranía
bolivariana, debe hacerse de la manera correcta. Se trata claramente de otra amenaza solapada
del régimen a todo aquel que intente “ponerse cómico”.
El hecho de que hoy todos sepamos cuáles fueron las palabras
que Leopoldo y Daniel grabaron, se lo debemos a Maduro, a Cabello…al propio
Vielma Mora quienes están dejando claro el mensaje: “quien hable más de la
cuenta recibirá su merecido”.
Hoy, sabemos que Daniel Ceballos ( y lo sabemos por una foto
en las redes que seguramente también puso a circular algún esbirro del régimen)
está en una cárcel común, con presos de alta peligrosidad, con el cabello
rapado y su braga amarilla, como si se tratara de un violador de menores…de un
asesino en serie.
La suerte de Leopoldo seguramente no será distinta, pero sí
es la herramienta perfecta para que los verdaderos problemas del país, que cada
vez son más, se distraigan un rato entre lo que podríamos definir como
farándula política.
El Bolívar sigue cayendo en barrena, la industria petrolera
evidencia su más absoluta quiebra, la inseguridad continúa en ascenso, los alimentos y los productos básicos brillan
por su ausencia, Diosdado Cabello se sigue embarrando con las pruebas
internacionales que lo delatan como un gran capo de la droga, y mientras todo
eso que ya forma parte del paisaje ocurre a diario, los ojos del pueblo han de
abrirse ante este nuevo escándalo que le da espacio noticioso nuevamente al
tema de los derechos humanos y de la existencia incuestionable de presos
políticos en Venezuela.
Creo que estamos muy cerca de ver cómo se derrumba
todo. Lo que no sé a ciencia cierta es
hacia dónde va a caer, y peor aún… sobre quién.
Pero de que cae, cae.
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