domingo, 7 de junio de 2015

LA EMBARCADA PAPAL: EL DICTADOR SE CONTAGIÓ DE “CULILLO”

El Papa Francisco se quedó esperando al dictador “Maduro el Deficiente”. 
Ahora jamás sabremos lo que Su Santidad le hubiese dicho a ese defecto de la historia venezolana que cada vez menos personas llaman presidente.

Según el comunicado oficial, una enfermedad hizo que las altas cúpulas de la mafia gubernamental recomendaran al malandro máximo suspender ese encuentro sobre el que tantos venezolanos teníamos esperanza, en el entendido de que Francisco podría haberse convertido en la voz de todo un pueblo que hoy no encuentra cómo hacerse escuchar.

Pero es cierto: el dictador se enfermó, y de gravedad.  Todo comenzó hace aproximadamente seis días, cuando le comenzaron unas náuseas incontrolables, al enterarse de que Monseñor Luckert logró reunirse antes en el propio despacho de Francisco para adelantarle ciertos “detallitos” de las realidades venezolanas.  Luego se le bajaron abruptamente las defensas tras haberse expuesto sin abrigarse al  increíble poder de convocatoria de su preso político más preciado: Leopoldo López.  Días después le entró una especie de depresión al saber de los problemas de salud de Daniel Ceballos en medio de su prolongada huelga de hambre. Más tarde le vino una recaída al exponerse a la noticia de que un par de jóvenes opositores iniciaron una huelga de hambre en solidaridad con los presos políticos, en plena Plaza San Pedro…como lo lee: en pleno patio delantero de la casa papal.  Después lo debilitó aún más la presión que se le está haciendo para definir la fecha de su evidente derrota parlamentaria y los mensajes enviados al Papa por todos los venezolanos a través de las redes sociales advirtiéndole acerca de la tragedia que vive el país. Y ya para rematar, por si todo esto fuera poco, le subió la fiebre al punto de delirio cuando le echaron el cuento de que Washington envió al Vaticano copia de todas las pruebas que involucran de manera protagónica a Diosdado Cabello en un gran negocio de narcotráfico internacional.

Los síntomas son muy claros y el diagnóstico lo es aún más: el dictador venezolano se contagió de Culillo, una enfermedad propia de ciertas especies animales caracterizadas por su cobardía y su ineptitud. También conocido como Miedo, este virus provoca alteraciones dramáticas en el comportamiento de quien lo padece, y una disminución vertiginosa en su desarrollo intelectual, lingüístico y motor.
Ahora que se conoce esta sintomatología, debemos reconocer que Maduro efectivamente está muy grave, y que este mal se está apoderando de él casi con características de metástasis. 

Así que por ahora la visita papal es razonablemente imposible, al menos (tal como lo recomendaron los médicos cubanos responsables de la salud en Miraflores) hasta que al dictador se le pase el Culillo. 



   


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