lunes, 18 de junio de 2012

EN SU DÍA, EL PADRE DE LA PATRIA NO TIENE NADA QUE CELEBRAR







Hoy, cuando veo a mi país destruido ante la mirada indiferente de un régimen absolutamente incapaz y malintencionado, no puedo menos que negarme a la idea de que Bolívar pudiera estar de acuerdo con este desastre político, social y económico.

El gigante y horrible mausoleo que el dictador está construyendo en Caracas para darle al Libertador un descanso eterno más confortable, ha de cumplir una función aún más importante y hasta práctica, que no es otra que la de darle al héroe del caballo blanco y corta estatura un mayor espacio para revolcarse en su tumba ante el desagravio histórico que día a día cometen los mal llamados revolucionarios…y peor denominados “bolivarianos”.

Para Bolívar, contrario a la roja realidad, la educación era un pilar fundamental en la reconstrucción de toda sociedad, y las inspiradoras palabras de Andrés Bello al respecto fueron columnas vertebrales de un pensamiento lineal, sin trampas y con la verdad al frente de cualquier discurso.

Para Bolívar, la independencia siempre fue un norte incuestionable, y de sólo imaginarlo vernos importando hasta el arroz que escasamente podemos comer, me da pena ajena.

Para Bolívar, la soberanía era un tesoro que había que resguardar con la propia vida (de ser necesario).  Estoy seguro que volvería a morir una y otra vez al ver cómo el actual régimen regala a diestra y siniestra el petróleo que es de todos los venezolanos…cómo deja a la deriva la pelea por territorios en reclamación…cómo pone en manos oportunistas algunos de los aspectos fundamentales para el desarrollo del país…cómo le abre las puertas al terrorismo y al narcotráfico…

Para Bolívar, la perennidad del poder en un solo hombre daba pie al despotismo y convertía al pueblo en un esclavo.

Aún intento comprender cómo esa aparente pasión del dictador por Simón, se convirtió en una competencia histórica por superarlo bajo el pretexto nada creíble de darle continuidad a su obra independentista y libertadora.

En fin,  el padre de la patria tendría muy poco que celebrar hoy ante la aberrante forma en que su auto-designado hijo dilecto convierte el pensamiento bolivariano en blasfemias adecuadas a la conveniencia de un proceso político-corrosivo al que por suerte para todos le quedan muy pocos días.  

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