lunes, 7 de mayo de 2012

AL DICTADOR LE LLEGÓ SU CUENTA REGRESIVA



(artículo que escribí en EL VENEZOLANO hace unos meses, pero que hoy quiero compartir con ustedes dada su vigencia en el contenido).

Ya la campaña electoral en Venezuela está en pleno apogeo, y los miedos del dictador comienzan a convertirse, entre quimios y radios, en un montón de palabras huecas y ofensivas que recuerdan más a los esfuerzos de un cuadrúpedo intentando inútilmente mantenerse a flote ante una definitiva inmersión, que a los esfuerzos de un estadista enfrentando su reto más importante.
Algo que la historia tiene en sus genes es que se agota inevitablemente, como se van agotando los argumentos que han permitido la supervivencia de este régimen, ya sin más trucos ni engaños dentro de su desgastado y rojizo sombrero.  Sólo un sinfín de nada originales insultos le quedan a este ocasional caudillo barinés, quien en su insistencia por mantener vivos los ya vegetativos vestigios de la tragedia cubana, se ha convertido en un auténtico cáncer para Latinoamérica, conquistando, con la excusa de millonarias dádivas y de negocios ilícitos, a más de un mandatario que decidió cambiar los colores de su bandera por un par de tibias y una calavera.
En lo personal, me atrevo a asegurar que aquel pueblo (atrapado por la ignorancia y la ingenuidad) que algún día gritó emocionado ante la posibilidad de salir de abajo cada vez que Chávez maltrataba a los ricos y a los imperialistas, ha comenzado a entender el tamaño del show montado por esa dirigencia oportunista,  tirana y estafadora.
Los venezolanos (en Venezuela y en todo el mundo) estamos a escasos seis meses de inaugurar una patria nueva, donde la gente pueda alimentarse de comida y no de rabia…Donde no haya espacio para el despotismo y donde la posibilidad de elegir sea práctica cotidiana, lejos de órdenes y amenazas gubernamentales fuera de todo contexto democrático.
Es increíble cómo ese momentáneo dictador con pretensiones de perennidad, que un día se adhirió al poder con habilidad “piojiza”  ya huele a viejo… a pasado… a capítulo de otro cuento.
Ya huele a tiempos que no vale la pena recordar.
Cuando hoy vemos a un Chávez insultando metódicamente a Capriles Radonski, tildándolo de majunche y demás calificativos de baja calaña,  no estamos viendo a ese oculto personaje disfrazado de líder que logró confundir a algunos, sino a un zorro herido, que aún sabiéndose en sus últimos instantes de existencia,  insiste desesperado en morder al vacío y sin dirección fija, como defendiéndose de los ataques que ya nadie está pendiente de hacerle.
Cuando vemos sus esfuerzos meramente instintivos por sacar de la pelea a quienes más pelea pueden darle, echando mano de cuanta patraña tiene guardada en cualquiera de sus cada vez más inofensivas estrategias, estamos viendo a un casi ex -presidente que grita con desesperación y a los cuatro vientos su evidente incapacidad para seguir pretendiendo ser el rey de esa selva donde el más bocón es el que manda.
Venezuela vive hoy una especie de funeral adelantado…Una especie de  ensayo de lo que estaremos protagonizando y disfrutando el próximo 7 de octubre…Algo así como un novenario destinado a  recordar cada atrocidad cometida por el -para cuando llegue el momento- difunto (políticamente hablando), quien yacerá inmóvil y en el silencio que tanta gente, durante tanto tiempo deseamos para él y para los suyos.
Henrique Capriles Radonski es el reflejo veraz de ese gran contingente de venezolanos que le estamos apostando lo mejor de nuestro optimismo a un futuro que ya huele a brisa fresca.
A eso, también le tiene pánico el caudillo.
Ante la intransferible realidad de tener que enfrentarse a un candidato con un proyecto de país factible y lleno de esperanza, y con una inteligencia claramente superior, las noches de más de un revolucionario están llenas de insomnio y de un particular “dolorcito” de cabeza con nombre y apellido.
Mientras tanto, el dictador (en su agonía política) sigue jugando al saqueo:  acelera más expropiaciones, aprueba en la distancia leyes que atentan contra los más elementales principios de dignidad, multiplica los esfuerzos por cerrarle la boca a varios medios de comunicación,  ignora decisiones de organismos internacionales e incluso plantea la posibilidad de salirse de la CIDH, con todo lo que eso implica en materia de relaciones globales y de libertades para oficializar el irrespeto a su pueblo…Y todo lo hace como si los venezolanos que vamos a recuperar al país, no estuviéramos en la capacidad de poner todo en orden y en su lugar, como si nada hubiera ocurrido.
Los meses que se avecinan, en los que ya es evidente que no habrá de desarrollarse una contienda electoral limpia y sana, serán sin la más mínima duda una prueba de temple, de paciencia y de patriotismo.
Es demasiado fácil predecir el esfuerzo que hará este desgobierno por impedir que su contrincante tenga un espacio adecuado para presentar su proyecto de país…
Es aún más fácil predecir el ataque inmisericorde a “ciertos” medios de comunicación…
Y no hay que ser un genio para imaginar el guión de infamias e improperios que el fantasma de Sabaneta  tiene muy bien aprendido desde hace más de trece años.
Comenzó así la cuenta regresiva para el caudillo.  Comenzaron a descontarse los días de ese desastre llamado oficialmente Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela,  y comenzó también a desvanecerse la paciencia y la indiferencia de una nación que al fin decidió tomar su voz y su voto para no seguir permitiéndose el lujo de desdibujarse hasta desaparecer.
El punto de No Retorno para el dictador y su “defecante” revolución, ha llegado.  Nuestra responsabilidad a partir de ahora, es vigilar cada paso que en contra de nuestra pronta decisión electoral vayan dando los siempre peligrosos “roedores bolivarianos”.
Nos vemos TODOS el 7 de octubre!



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