¿No será que un joven jugador de fútbol no debería ganar
tanta plata ni tener tantos beneficios TODOS reducidos a posesiones y asuntos
meramente materiales?
¿No será que un carajito de ventipico de años no está
preparado emocionalmente para cobrar un dinero que sobrepasa con creces su
imaginación para gastarlo?
¿No será que premiar a un jugador con un Lamborgini antes de
que haga su primer gol o su primera buena parada para el Club que lo contrató,
va en contra de lo que seguramente sus padres le enseñaron toda su vida? (Hablo
de aquella vieja costumbre de premiar luego de alcanzar las metas… y no antes).
¿No será que para este chico, perder un Ferrari en un choque
es casi un chiste, ya que lo que cuesta ese carro él se lo va a ganar la
próxima semana…sin importar si juega bien o mal?
¿No será que cuando la humildad brilla por su ausencia, el
ego deslumbra con su insensatez?
¿No será que creerse dios puede llegar a ser muy peligroso
para un mortal cualquiera como lo debería ser un jugador de fútbol?
Este joven, Arturo Vidal, chocó su Ferrari luego de echarse
unos traguitos de más en un descanso que su jefe le dio a la Selección Chilena
en plena Copa América.
Pienso yo: si no tuviera el exagerado sueldo que tiene, si
no tuviera ese acceso tan fácil a un carro como el que destrozó y a tanto lujo
indiscriminado... si ganara su dinero cada vez que gane un partido…si la ley no
le garantizara un “tratamiento especial” por ser un “héroe nacional”,
seguramente este chileno delantero de la Juve habría asumido el descanso que le
dio el Director Técnico como un momento para relajarse y concentrarse en el siguiente
encuentro, más que como una oportunidad de exhibirse y derrochar otro tanto de
lo que hoy le sobra.
Este primer tiempo, al menos, lo ganó la vergüenza.
Ya veremos si las lágrimas del jugador en una rueda de
prensa ofrecida horas después del accidente, son más un susto por tener que
reparar su efímera popularidad que una lección de la vida en momentos en que
aún se pueden corregir los excesos de egocentrismo.
En cualquiera de los dos casos, estoy convencido de que las
cosas en el fútbol deben cambiar.
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