Tengo algunos días
reflexionando acerca de la clara y anunciada presencia de las FARC en
Caracas.
Este tema, abordado por Henrique
Capriles en su precampaña electoral y por algunos medios nacionales e
internacionales como una antesala a lo que debería convertirse en una gran
denuncia, me hace pensar que la pelea de aquí a octubre va a requerir de la
oposición una paciencia extrema frente a la guerra sicológica, y un coraje a
toda prueba frente a las posibles acciones de estos guerrilleros subcontratados
por el dictador para estos momentos de inquietante realidad política.
De todas todas (y así
tenemos que entenderlo), el casi expresidente de Venezuela tiene ya mucho
tiempo sin un apoyo representativo de sector alguno del país, y sólo hasta las últimas elecciones logró aplicar
sus mejores trampas camuflándose tras las divisiones y las consecuentes
contradicciones que para entonces existían entre sus adversarios. Fueron esas divisiones, y no la casualidad,
las que permitieron que el dictador hiciera y deshiciera su propia historia… a
su antojo.
Claro, ante una oposición
unida en un solo candidato y en un solo y coherente programa de gobierno, la plaga
roja se encuentra hoy sobre un escenario que no permite chanchullo alguno. Un escenario en el que la podredumbre
presidencial no tiene dónde esconderse y las mentiras se desvanecen
convirtiéndose en olvido de manera inmediata.
Pues bien, es esa
imposibilidad de trampa la que me hace llegar a un punto de reflexión, y en
todo caso, a varios posibles ambientes electorales.
De todos es sabido que
actualmente Capriles es el ganador indiscutible de la presidencia de la nueva
república…Y eso también lo sabe el dictador y toda su comitiva de
aduladores. Partiendo de esa certeza,
regresamos entonces al tema con que inicié este artículo: las FARC.
En lo personal, podría
pronosticar una campaña minada de un “malandraje profesional” destinado a generar
el estado de caos que requiere el caudillo en esta situación de desesperación
ante la inminente derrota.
Amenazas y eventuales atentados
contra ciertos dirigentes de la oposición es algo que pudiera ocurrir en el
transcurso de estos meses definitorios.
Pero la hipótesis que más me
genera preocupación es la de un Chávez que sin temor a ser descubierto en su
trampa, y con el mayor descaro, niegue el triunfo de su rival y utilice la
violencia natural de las FARC para proteger su gran fraude.
(Recordemos que para ese
entonces ya Venezuela estará fuera de la CIDH, lo cual implica ausencia oficial
de veedores internacionales y ausencia de una protección mínima ante
potenciales atropellos por parte del régimen).
De esta forma, el dictador
venezolano estaría definitivamente recorriendo a sus anchas la alfombra roja
del totalitarismo; alfombra por la que
han desfilado decenas y decenas de dictadores en la historia…
Esa es su intención y la
de sus más allegados chupamedias.
Ahora bien, recordemos que
el régimen NO TIENE LA CANTIDAD DE SEGUIDORES QUE ASEGURA TENER, y que en
realidad está conformado por un grupito de ineptos y aprovechadores de ocasión,
que en un manejo “hitleriano” de la información pretenden seguir haciéndole
creer al pueblo que son una mayoría aplastante.
MENTIRA!!! La realidad es
que son una minoría aplastable que hay que terminar de destruir a través del
voto valiente: la única y verdadera decisión popular.
Como dije antes, vienen
meses complicados… pero como también se ha dicho siempre: después de la
tormenta viene la calma.
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