Levanta
la frente
como
si buscaras la estrella más lejana…
y mira a los demás
como si la hubieses conseguido.
Camina,
siempre,
como
si supieras a dónde vas.
Habla un poquito más alto que el resto,
y nunca des a entender que no
entiendes.
Llega
antes
y
vete después.
Disimula
tu prisa
con
lo mejor de tu calma,
y no digas que eres bueno
sin demostrar que eres mejor.
Baja
la cabeza,
no
por humildad
sino
por estrategia…
y
vuélvela a subir,
no
por orgullo
sino
por cautela.
Habla mucho
para que el silencio
siempre sea ajeno…
(la timidez es muy peligrosa).
Llora
a escondidas,
calla la nostalgia
y de vez en cuando
escríbela,
para
evitar acumulaciones innecesarias
de
tristezas delatoras
(las tristezas también son
peligrosas,
y si se notan, pueden llegar a ser
imperdonables).
Usa
la rabia
sólo
en caso de emergencia,
y tapa el sol con un dedo
si eso te hace feliz…
a fin
de cuentas ese dedo es tuyo
y
puedes hacer con él lo que quieras.
No
exhibas tus debilidades
antes
de conocer
las
debilidades de otros,
y sobre todas las cosas
confía en que cada día
es y será mejor que el anterior
…sin lugar
a dudas.
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